SOBRE LA MOMIA DEL GENERAL PRIM
 

PRIM: EL "INFORME FANTASMA" DE LA UCM

Francisco Pérez Abellán

Las cinco "eminencias forenses" de la Universidad Complutense de Madrid, pues así fueron presentados, y una de la Universidad de Alcalá, entre las que se encuentran José Antonio Sánchez, presidente de los antropólogos forenses españoles y Francisco Pera Bajo, presidente de los médicos forenses, han realizado un nuevo informe sobre la momia de Prim. Con él han caído en el mayor de los ridículos científicos porque esta vez lo hacen sobre la momia vestida y con dientes postizos, lo que puede ser la razón para que lo hayan ocultado a la prensa, convirtiéndolo en el delirante "informe fantasma".


A pesar de que no lo repartieron cuando lo presentaron, en la cita profesional de los antropólogos en el hospital Gómez Ulla de Madrid, se han visto obligados a colgarlo en Internet
donde nosotros lo encontramos


El resto del equipo que ha incumplido la mayoría de las reglas de un informe para que sea aceptado son María José Anadón Baselga, Bernardo Perea Pérez (miembros de la Academia de Medicina), Enrique Dorado Fernández y Manuel Francisco Carrillo Rodríguez (Universidad de Alcalá).


Estos doctores han realizado un informe sobre Prim aun más fantasioso y fallido que el anterior en el que de forma insólita examinan el cadáver vestido y acicalado, preparado para devolverlo a la tumba, después de someterlo a una intensa tanatopraxia que le ha puesto dentadura postiza, le ha arreglado la barba, patinado el cráneo y convertido en bisojo. Con lo cual invalidan su peritaje por hacerlo sobre un cuerpo manipulado. Algo que nunca antes ha pasado en ningún estudio científico. El misterio de todo podrán conocerlo en mi libro de próxima aparición: Prim, la momia profanada.

 

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1Aquí se observa que la momia de Prim ya no es adecuada para el estudio.


En primer lugar trabajaron sobre un cuerpo invalidado para cualquier prueba, ya que se les ocurrió a última hora, después de meses de la momia en la nevera y cuando había sido manipulada. Igualmente afirman que para complementar sus conclusiones han hecho "trabajo de campo" y han estudiado el sumario judicial, visitando además el Museo del Ejército de Toledo, cosa que demostraremos que no es cierta. Si también han visitado el TSJM (Tribunal Superior de Justicia de Madrid), donde hace poco se custodiaba el sumario hoy, por mi consejo, expuesto en Reus, no les ha servido de nada; y en el Museo del Ejército, o no han estado o han pasado el tiempo en la cantina.
Las aberraciones de este nuevo informe de las supuestas eminencias de las Universidades Complutense y Alcalá son de una enorme importancia que lo descalifican y anulan. Lo primero de todo son las dos grandes falsedades, sin paliativos, que pueden ser fácilmente destapadas dentro del aire general de artificialidad y "cosa viciada" que desprende todo el trabajo.


1.- Dicen que estuvieron en el Museo del Ejército para revisar la berlina en la que viajaba Prim el día del atentado, así como las ropas que vestía y las balas que allí se exponen. Entonces, si vieron la ropa que vestía ese día, ¿cómo es posible que Francisco Pera Bajo, segundo de los expertos en importancia después del director Bernardo Perea Pérez, tras ratificar en el documental del Ayuntamiento de Reus que "el hueso hioides es un cartílago", afirma que es probable que el general vistiera una pelliza de piel de oso y que los restos de esta produjeran la infección que supuestamente acabó con su vida? Si Francisco Pera, o cualquiera de los otros, empezando por el doctor Sánchez, hubieran visto la levita y el levitón que vestía Prim, y que están en el Museo empapados en sangre, habrían corregido la metedura de pata monumental de Pera dando pábulo a la leyenda de que vestía una pelliza inexistente.


2.- La segunda gran falsedad es que consultaron el sumario judicial, que para el trabajo que han hecho nunca antes ha sido tenido en cuenta. Hasta el punto de que preguntados directamente por un miembro colaborador de la Sociedad Bicentenario de Prim que les hizo el encargo si se habían documentado con antecedentes para su trabajo, le dijeron que no. Al parecer Enrique Dorado y Manuel Carrillo fueron a ver el sumario de casi ocho mil folios una sola vez durante unas pocas horas, lo que fue bastante para lo que hicieron, tarea que en cambio llevó a la Comisión Prim muchos días y la participación de veinte personas. En el informe puede comprobarse como las citas del sumario se parecen a párrafos insertos en el libro de José Andrés Rueda Vicente ¿Por qué asesinaron a Prim? Incluso utilizan la misma forma de reseñar las citas. Por ejemplo una que es idéntica es la del primer parte médico: "Volumen 1, folios 8r-9r".


Hay que precisar que esta no es la continuación del primer informe catastrófico sino un informe nuevo que quieren hacer pasar por continuación. Este segundo informe es insólito e inconveniente y nunca habría sido aceptado en un encargo normal, porque además no coincide ni siquiera en lo fundamental con el anterior.
El primer informe no se completa con fotos, ni tiene final. No hace una relación exacta de las heridas del cadáver, que es lo fundamental de un trabajo de estas características y fiaba todo a los currículos hinchados de los intervinientes –nada menos que seis expertos forenses- y a sus firmas desmesuradas, junto al sello de la otrora prestigiosa Universidad Complutense. Pensaron que con sus nombres sobrevalorados podrían imponer las caprichosas conclusiones.


En este nuevo informe vuelven a cometer errores y dar pábulo a la falsedad. Se incluyen fotos entre las que destacan las de la momia una vez manipulada, rota la cadena de custodia, que invalida su planteamiento científico y que no sería aceptado por ningún proceso judicial o histórico.


En este informe se relacionan heridas que en el primero no eran tenidas en cuenta aunque no se hace de una forma clara ni sistemática. En el examen real de un cuerpo se deben exponer todas las lesiones, una por una, y se definen por separado. En este caso, las que presenta la momia procedentes del atentado a tiros, las del embalsamamiento, las presuntas intervenciones quirúrgicas, y otras, como la importante de la espalda, que es imposible pasar por alto, pero de la que prescindieron en el primer informe, como también se olvidaron de incluir la del codo izquierdo, así como las señales del embalsamador, que tampoco aparecen en el primer informe, tan deficiente y frívolo.


Todo tiene un aire de artificialidad forzosa para que encaje en el propósito descalificador que les anima, haciendo que las ropas y los surcos de la estrangulación, por ejemplo, coincidan lo más posible, aunque sea a capón. Para tal fin comparan de forma increíble una foto de la garganta desnuda de la momia (foto 12) con otra foto, ya manipulada, de la momia vestida y con dientes (13), lo cual es aberrante. De las (14) y (15), cuando comparan la camisa que llevaba Prim con su cuello desnudo, hay decir que las marcas en nada se parecen. Además no por casualidad faltan aquí testigos métricos.

Comparativa (foto 12) del cuello desnudo con marcas.


En ningún momento hay una exposición y análisis neutral y escrupuloso sino una interpretación arbitraria. Por ejemplo deslizan de tapadillo la justificación del olvido de la herida del codo: "Por otra parte esta lesión podría haber quedado sin reflejar en un primer momento por su menor entidad respecto a las recogidas en el hombro y una mano". En un informe médico forense deben quedar referenciadas, sin excusa, todas las heridas, mayores y menores.
Tampoco se tiene en cuenta que las dos "presuntas heridas quirúrgicas": amputación del cuarto dedo de la mano derecha y herida incisa en la región escapular, no fueron suturadas ni curadas. Aunque deslizan a ver si cuela que "está contraindicado" suturar la de la región escapular. Prim no fue suturado porque la intención no era curarlo.
Dado que su propósito no se sostiene por la falta de hallazgos científicos, en el informe echan mano de testimonios y argumentos ajenos a la propia tarea científica que están históricamente puestos en cuestión y descartados. Los firmantes de este nuevo atentado contra los peritajes descartan que el sangrado pudiera ser letal debido a una patraña de presuntos testimonios ajenos a su especialidad.

 

Comparativa (foto 13) con el cuello arropado.


Se pierden en explicaciones tratando de justificar lo injustificable: por ejemplo las mentiras del gobierno de 1870 cuando emite comunicados en los que dice que las graves heridas de Prim eran leves y que se recuperaba sin dificultad. Ellos firman este nuevo engendro diciendo que lo hicieron "previsiblemente para evitar la alarma social y política". ¿Qué tiene que ver esto con un informe forense? Parece otra nota más de la oficina de propaganda del gobierno.


El informe es tan descuidado y frívolo que tiene hasta una falta de ortografía garrafal: "cirujía" escrito con "j". ¿No se repasan los informes de seis forenses antes de presentarlos en un encuentro científico?


Por último, reseñar que las conclusiones de los dos informes citados no sólo no son unas resultado y ampliación de las otras, sino que no coinciden. Empezando por la relación de heridas: en el nuevo aparecen las que "no vieron" en el primer informe.


Consultada la doctora María del Mar Robledo Acinas, que hizo la única autopsia que se le ha hecho a la momia de Prim, descubriendo el verdadero mecanismo de la muerte, afirma que: "Llama la atención que la mayoría de las fotos carecen de testigo métrico lo que las convierte en fotografías "caseras" y desde luego no científicas, y el 80% de las que se plasman en el informe se han realizado con posterioridad a la manipulación del cuerpo (maquillado y con prótesis incorporadas), cualquier científico sabe que una muestra, del tipo que sea, una vez manipulada carece de valor y rigor científico, algo que estos presuntos "ilustres expertos" ignoran o desconocen".


Sobre los surcos precisa: "En la página 11, describen perfectamente los surcos del cuello, afirmando en este nuevo informe que existe un surco en la parte delantera del mismo, algo que negaron en su primer informe en el que resaltaron que los surcos del cuello no tenían continuidad"


Una precisión más: "A pesar de describir correctamente los surcos los justifican con la presión ejercida por la ropa ya que suponen, se desconoce el motivo, que el general fue vestido nada más ser embalsamado y estando el cuerpo hinchado por el proceso".


Punto importante: "Y vuelven a contradecirse en la página 16, en la que señalan que en casos de estrangulamiento criminal no habría que aplicar una gran fuerza constrictiva si el individuo está, por ejemplo, inconsciente… ¿Alguien puede pensar que el general podría estar consciente o defenderse con las lesiones por arma de fuego que tenía?"


"En la página 20, se refieren a la lesión de la espalda como una incisión quirúrgica sin suturar por estar contraindicado que se suture una incisión quirúrgica en este caso sin explicar el motivo de tal contraindicación, ya que en la época se suturaban las incisiones quirúrgicas"


Recuerda la "bala mágica" de John F. Kennedy: "…afirman que dicha intervención se realizó para extraer un proyectil que una vez atravesado todo el cuerpo queda justo debajo de la piel, en su opinión, parece ser que no pudo atravesar la menor resistencia encontrada en su recorrido, algo que nos hace recordar a la ya famosa "bala mágica". Si se lee el informe puede apreciarse que justifican la herida de la espalda con la del hombro pero se olvidan de explicar por qué no atraviesa la escápula, algo que sorprende ya que, por un lado el informe radiológico resalta que la escápula es normal, es decir no tiene ningún impacto por proyectiles, y al ser así, por otro lado, si se observa el orificio de entrada y el presunto de salida no se corresponden por la trayectoria, ya que el proyectil tendría que haber realizado un recorrido sinuoso y en zig-zag altamente improbable desde el punto de vista de la balística de efectos que estudia los efectos de armas de fuego en el cuerpo humano, entre otros, …".


No distinguen luxación de fractura: "En la página 22, copian literalmente que la cabeza del radio está destrozada, destrozo que los expertos llaman luxación, mostrando una vez más el presunto desconocimiento entre fractura ósea y luxación, siendo esta última un desplazamiento del hueso de su articulación".


Desconocen en qué se basa la ciencia: "Sorprende sobremanera que en la página 28, casi al comienzo de las consideraciones y evolución clínica, escriban que es de interés en la investigación médico-antropológica buscar testimonios, algo que es absolutamente acientífico, ya que precisamente la ciencia, en cualquier ámbito debe basarse en indicios, pruebas y resultados, teniendo en cuenta que este informe está encabezado como Informe Médico Legal no se justifica en modo alguno que a este apartado le dediquen seis páginas del informe, todas ellas citando testimonios de la época totalmente acientíficos".


Los firmantes: "En la conclusión número 5, insisten en justificar la versión oficial de la causa de la muerte del general Prim señalando que se han basado en la evolución clínica reflejada en numerosos testimonios, cuando las conclusiones de un informe pericial deben poder demostrarse científicamente y quedar reflejadas en el informe pericial. No es de extrañar, por tanto, que la Escuela de Medicina Legal de la UCM esté siendo investigada por un presunto delito de falsedad documental en informes periciales".