Las anécdotas del crimen

 

 

 El asesino siempre vuelve

 

Las anécdotas son a la Historia como los apuntes de descripción de las buenas novelas. Los historiadores las atesoran porque son esenciales para entender, lejos de las grandes fórmulas interpretativas, la materia misma del quehacer humano. El autor selecciona las más curiosas y representativas del mundo del crimen, con gran sensibilidad y criterio, para que el lector, en su recorrido, disfrute de un rato entretenido y conozca lo que nunca le han contado del mundo del suceso.

"Manuel Delgado Villegas, el Arropiero (1943-1998), probablemente el criminal español que más veces ha matado en tiempo de paz, tuvo que realizar numerosos viajes a los escenarios de sus crímenes. Los policías que le vigilaban, entre ellos llamaban al detenido "Manolo" y hasta "Manolito", debido a la familiaridad de trato generada en los muchos kilómetros que tuvieron que recorrer juntos. En una ocasión volvían de la playa de Llorach, donde se había efectuado la reconstrucción de la muerte de un cocinero. Llevaban la radio puesta y entonces se dio la noticia de un célebre asesino mexicano al que se le habían atribuido treinta y tantos crímenes. Uno de los dos policías, para hacer más corto y entretenido el viaje, dijo:

-Manolo, éste te ha ganado.

Entonces, el Arropiero se quedó muy callado y, al rato, se acercó al oído de Salvador Ortega, el Patillas, el inspector que dirigía la investigación, y le dijo:

-Jefe, déjeme libre veinticuatro horas, hombre, para que no me gane ese tío."

 

 

Página principal