Bajo la dictadura de Primo de Rivera, en 1924, una banda de indeseables materializó un plan de asalto al tren Expreso de Andalucía. Se propusieron apoderarse de las alhajas y valores que viajaban hacia el sur en el vagón correo. Esperaban encontrar a bordo las nóminas de las tropas de Africa además del transporte normal de valores. Los componentes de la banda estaban capitaneados por el Honorio Sánchez Molina, el cerebro del grupo que había intentado ser concejal con los mauristas. No era el único señorito bien de entre los maleantes . Estaba Sánchez Navarrete que era compañero de trabajo de los oficiales de Correos a los que habría de asesinar y estaba José Donday, un figurín afeminado a quien su pasión por los fármacos había bautizado como "Pildorita". Junto a ellos, los dos criminales de más baja extracción social: Juan de Dios Piqueras, rufián y jugador de ventaja y Antonio Teruel, también punto de chirlatas y vividor a salto de mata. Los cinco planearon el asalto que terminaría en crimen. Tres de ellos -Piqueras, Teruel y Navarrete-, subieron al vagón correo y mataron a los oficiales que custodiaban el transporte. El cuarto, Donday, se encargó de recogerlos y llevarles de vuelta a Madrid. El quinto limitó su actuación a planificar la acción, el reparto del botín y la huida, que sería -imposible de la justicia. Uno de ellos se suicidó, tres fueron condenados a muerte y ejecutados y el cuarto recibió una larga condena. La historia del asalto al Expreso de Andalucía es una fascinante radiografía de su época. Como uno más de los crímenes famosos se contiene resumida en "La crónica de la España Negra, los 50 crímenes más famosos", de Francisco Pérez Abellán.

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